MEMÓRIAS DE PADRES INTERESADOS - ENSAIO DE ETNOPSICOLOGIA DE LA INFANCIA
(Continuação)
Estas historias me hacen recordar, más una vez, lo que dice Alice Miller: Children should not be the scapegoats of adults' painful experiences.[32] Es decir, los niños no pueden ser responsabilizados de los sufrimientos de sus padres adultos. Hay también una frase en Castellano, que refiere mejor lo que quiero decir: los niños no pueden ser culpabilizados por nuestras tristezas. Fue lo que todos nosotros hicimos, por una parte, ocultar los males causados por la pérdida de la Patria amada, por la pérdida de nuestra tentativa de ser socialistas en un Chile donde pudiéramos ser todos iguales. Era lo que los Vio, los Tapia y nosotros, tentamos hacer, lo que era bien difícil. Como el caso de nuestro padre: nadie de su familia fue al matrimonio, su mejor acto de vida, porque no había cumplido las normas de su clan Vasco. La otra alternativa que también usamos, fue de dos tipos: había los que se iban a países latinos, como los Vio, que rápidamente se fueron a Venezuela e hicieran allá lo que en la vía chilena al socialismo, no había sido posible; o, lo que hicimos nosotros, incorporar a nuestras hijas en las manifestaciones de ayuda a los chilenos en el país. Todos los fines de semana, con o sin nieve, abríamos una mesa en el Mercado de Cambridge, donde nuestras hijas, con nosotros y otros chilenos, vendían artículos de los denominados prisioneros de guerra de Chile, los que estaban en prisión por un crimen definido por la dictadura: Traición a la Patria... Un crimen nuevo, legislado apenas para tiempos de guerra de Chile con países fronterizos. Las niñas adoraban vender, recibir el dinero y dar el vuelto y aprendieron con nosotros las ideas de cómo explicar lo que había acontecido en Chile de Allende y lo que era el Chile de la dictadura. Era un amor ver a Eugenia, en su espléndido inglés, explicar a las personas lo que ella entendía del Chile bajo dictadura. Además, pasaron a ser las mascotas del ballet de danzas chilenas, organizado por la bailarina, mujer del Embajador de Allende en Londres, Álvaro Bunster, la linda señora Raquel Parot de Bunster. En ese bailado de danzas chilenas, causábamos sensación: mi papel era hacer el discurso inicial del Chile de Allende, y después las danzas, en las que mi mujer y todos los hombres y mujeres adultos chilenos en Cambridge, participaban, excepto los que habían preferido retirarse de esas actividades y ser parte de los británicos.
Mascotas nuestras hijas, digo, porque Eugenia en sus 8 años, sabía danzar la cueca[33]. No resisto poner en el texto la definición de la Cueca"CUECA": Danza popular de Chile, considerada un patrimonio nacional.
El origen de esta danza tiene varias explicaciones y una de las difundidas es la forma simplificada de que sus movimientos imitan el enamorar entre un gallo e una gallina, siendo la mujer la que adquiere una conducta defensiva.
Existen varios tipos de "CUECA" separados por región (geográfica): Cueca Nortina (Norte), Cueca Chora (Centro), Cueca Huasa (Centro), Cueca Campesina (Centro), Cueca Sureña o Chilota (Sur).
Las diferencias están en las vestimentas usadas, en la personalidad y en las actitudes de los bailarines, durante la danza. La cueca huasa es la más difundida en Chile y fuera del País. Esta cueca representa la región central do Chile, el huaso[34] y la huasa representan a los os "dueños" de la hacienda, danzan con ropas de montar a caballo, ropas extremamente elegantes y caras, que solo personas con dinero, pueden costear. La cueca campesina es danzada también en el centro de Chile y representa a los "empleados rurales" de la hacienda, con ropas más simples, pero con más picardía en la danza, de forma seductora él, de forma inocente, ella, en cuanto bailan.[35].
Nuestras hijas eran las mascotas, decía yo, antes de desagregar el texto para hablar de nuestra danza nacional, porque una pequeña Camila de tres años, vestida de huasa, era una simpatía: dos pequeñas trenzas en su cabello dorado, un poco de color, o rouge, como se dice en Chile al lápiz de labio, que la hacía ver muy bonita y sonrosada. Bueno, sonrosada ya era, no precisaba de poner colores en su cara, como hacían todas las señoras. Era, su cara, naturalmente color de rosa, que teñía su color blanco y la hacía parecer como una pequeña alemana. Esos colores me llevaron a darle el apodo de "salchichera", es decir, ¡como si fuera una salchicha de Alemania! Todo el mundo la celebraba y la besaba y ella no gustaba. Nuestra hija Camila era muy esquiva a los cariños, excepto a los de sus papás. Tenía un alto concepto de sí, de autoestima, lo que a veces llevaba a sentir en nosotros, de que era nuestra hija preferida. Problema grave para los niños, por el orgullo que sienten y la rivalidad que aparece entre sus hermanos. Voy a recurrir otra vez a mi analista preferida, Alice Miller, dentro del texto, para que los padres de hijos "preferidos" puedan ver el daño que pueden causar entre sus hijos, especialmente, entre los "pensados" preferidos. Dice Alice Miller: "Tener un hijo no es un acontecimiento más en esta vida. Aunque dediquemos poco tiempo a reflexionar sobre la magnitud que adquiere el ser madre o padre en una persona, este es un enriquecedor espacio para tomar conciencia de su importancia y la responsabilidad que implica en nuestra existencia.
Los seres humanos trascendemos en la vida a través de nuestras obras y nuestra descendencia. Ambas "son" más allá de nosotros mismos, aunque muchas veces confundimos este concepto con un cierto deseo de proyección, pretendiendo que "sean" el vivo ejemplo de nuestros propios sueños.
Y aquí comenzamos a tomar conciencia del rol de la familia, la escuela y el contexto social en la formación de nuestros niños. Es vital reconocer que no nacemos sabiendo ser padres, que no existen escuelas que nos enseñen, ni recetas mágicas y como si fuera poco, tomamos como "natural" las formas que nos enseñaron a ser hijos. Muchas veces pretendemos que sean como nosotros, sin siquiera percibir que son seres únicos, especiales por si mismos, que nacieron en un tiempo-espacio absolutamente diferente al nuestro y que además, nos exigen a diario respuestas que jamás hubiéramos creído posibles pasaran por la cabecita de un nene de preescolar!
¿Qué les pasa a los chicos? ¿Cómo los educar? ¿Qué hacemos? ¿Quién nos enseña? ¡Auxilio! Pensamos asombrados, al ver a nuestros chicos tan distintos a nosotros y quedamos rememorando una infancia que es parte de nuestro pasado, donde los paradigmas eran totalmente diferentes y de un salto tendremos que adaptarnos a un mundo globalizado, ciencia y tecnología denotan transformaciones veloces y radicales transformaciones sociales.
¿Cómo pretender estar exentos de esta realidad? Imposible, ¿verdad? Por ende, solo nos compete aceptar lo que vivimos (hasta como un desafío, ¿por qué no?) Y comenzar un camino de formación, reflexión, y aprendizaje continuo ¡por que nunca dejamos de aprender!
COMENZAR POR EL PRINCIPIO: AUTOESTIMA
Auto: Se refiere al yo, a mí mismo, a mi persona.
Estima: Se refiere a la energía con que impregnamos el mundo de los afectos.
Autoestima: Se refiere a la energía afectiva con que me vinculo conmigo mismo.
La Autoestima que podemos tener acerca de nosotros puede ser positiva o negativa, de aceptación o rechazo. Es, podríamos decir, la base sobre la cual se desarrollarán nuestras experiencias de vida. Factor determinante en el crecimiento y procesos de enseñanza-aprendizaje.
Asimismo, algunos autores la definen como la percepción valorativa de mi ser, de mi manera de ser, de quien soy yo, del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran mi personalidad.
La autoestima se aprende, fluctúa y la podemos mejorar. Desde muy pequeños empezamos a formarnos un concepto de como nos ven nuestros padres, maestros, compañeros y las experiencias que vamos adquiriendo. Se moldeando la emoción y el sentimiento hacia nuestra propia persona y los referentes más importantes generalmente suelen ser nuestros seres más cercanos y queridos, aquellos que nos devuelven una apreciación sobre quienes somos" [36].
La verdad sea dicha, no nacemos con el "instinto" de la paternidad. Es necesario aprender y ese aprendizaje es duro y, a veces, poco apropiado. Como puede parecer evidente a cualquier lector, los hijos preferidos pueden enaltecer su auto estima en detrimento de ellos propios, por lo que tuvimos que ser muy advertidos y cuidadosos para tener dos hijas preferidas, conforme su edad.
Mi hija preferida era Eugenia, hija única durante casi seis años, con una facilidad enorme para aprender idiomas a lo largo de tantos viajes que hicimos durante nuestra vida de familia pequeña. Aprendió primero el Castellano chileno, después el Inglés que se habla en Escocia, de alguna manera. E casa siempre hablábamos en Castellano, lo que no ayudaba a su aprender. Imitaba sonidos británicos, como ya relaté antes. Esa fija fue siempre transferida de un sitio para otro, desde que me recuerdo. La primera grande impresión que tuve con ella, fue el día de nacer. Esperaba un hijo y nació una hija. Habíamos discutido nombres, discutido no, debatido nombres con Gloria: si era hombre, era Raúl, si era mujer, Juanita, ¡adoraba ese nombre! Era el nombre que yo gustaba, pero mi mujer en sus celos, no quería el nombre porque yo había enamorado con Juanita Vial y pensaba que ese era el motivo para escoger el nombre. No era, pero, sentía que debía dar, por lo menos, esa voluntad a mi mujer, y retiré el nombre. Supe, en el día que nació el bebé, que quería que se llamara Eugenia. En su naturaleza reservada, Gloria nunca me quiso decir antes cual era el nombre que había escogido, en el caso que el bebé fuera mujer. Además, sabía que yo estaba empecinado en la idea de un niño y no quería rebatirme. Debo reconocer que mi mujer fue siempre muy recatada, querida y serena. Sabía decir las palabras ciertas, en la hora cierta. Muy diferente a mí. Yo contaba todo lo mío, desde que era pequeño. También, como Eugenia, hijo único durante casi cinco años, mimado por los papás, los abuelos y los hijos del segundo matrimonio del padre de nuestra madre, hacía las delicias de todos ellos con mi afán de contar historias, que nunca sabían, en verdad, si eran verdaderas o inventadas. Debo decir que yo no lo sabía también. En mis 11 años de edad, debía ir a buscar a mis hermanas al su Colegio de Santiago, las Madres Francesas de Santa María de Servellon, donde hacía las delicias de las mamás que estaban a la espera de sus hijas, cuando les contaba la película que había visto el fin de semana. Nuestra familia alargada era propietaria de mucho cines en Santiago de Chile y tenía entrada libre a los de la familia y a los de sus colegas en la empresa fílmica. Talvez, debería decir en las empresas de cinema, porque fílmica era para hacer cine, en cuanto que cinema, es para proyectarlo. Un famoso tío nuestro, muy tacaño, hijo de un hermano de nuestra abuela materna, Luis Carretero - nuestra madre era Redondo Carretero-, solo si él nos permitía ir al cine que administraba para su padre, nuestro tío abuelo Casto Carretero Grajera-Molano, de Montijo, España todos ellos, vecinos y amigos de Eugenia de Montijo, esa señora que se casó un día con uno de los mayores traidores del mundo, Luis Napoleón Bonaparte- solo nos permitía, decía, ir en las mañanas, cuando estaba a organizar la exhibición de la película que exhibía, porque, como éramos tantos sobrinos jóvenes, el pensaba que perdía dinero si nos dejaba entrar en horas de exhibición normal. Nuestro otro tío, José Vale, casado con la hermana de Luis, Consuelo Carretero del Mudo, nos dejaba entrar y salir tanto cuanto quisiéramos. Fue cuando vi, por la primera vez, el filme ¡Viva Zapata!, con Marlon Brandon.
Mis sentimientos socialistas parece que ya estaban ahí, porque, en 1853, con mis 12 años de edad. Cuando Zapata es fusilado y pierde la batalla para libertar a su pueblo de la opresión de los latifundistas y de las cargas de impuesto que la Dictadura del ultraderechista y propietario feudal Porfirio Días, había hecho caer sobre el pueblo, fue necesario retirarme del cine, porque lloraba de rabia por la injusticia cometida sobre personas que yo conocía muy bien, al ser hijo, nieto, bisnieto y así para arriba, de latifundistas chilenos. He visto el filme muchas veces, o la "peli", como hoy en día se dice en Castellano: en cuanto más corto se hable, mejor. Emiliano Zapata, en la realidad fue un líder importante en la llamada Revolução Mexicana de 1910 contra la ditadura de Porfirio Díaz. Considerado uno de los héroes nacionales mexicanos, Zapata es también la inspiración para el movimento zapatista, iniciado en el estado de Chiapas.[37]. Traduzco parte del texto al castellano, para no perder las ligaciones del texto citado. Bueno, el día siguiente, no sólo conté la historia a las señoras, bien como la actué y lloré. Gané un convite, para disgusto de mis hermanas, a tomar el té en casa de una de esas mamás. Mi mente inquisitorial era desarrollada por leer muchos libros, pasar horas en el cine y oír todas las comedias de radio que era capaz, en los tiempos que no había televisión.
(Continua)
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