MEMÓRIAS DE PADRES INTERESADOS - ENSAIO DE ETNOPSICOLOGIA DE LA INFANCIA
(Continuação)
En el tiempo que Eugenia, años después, comenzó con su bulimia se exhibía, una de las características de esta disfunción alimentar-social. Tenía el placer de mostrarme como comía apenas pan con lechuga y vinagre, muy raramente. Comía y reía cuando comía enfrente de mí, para mostrarme que era una persona importante e interesante. Fue mi mayor tristeza que así pensara y sintiera, tristeza que tuve que curar en un prolongado psicoanálisis de diez años, entre otras tristezas de la vida. Sea Eugenia, sea yo, quedamos curados. Sin embargo, me cuenta las horas que yo llamo, las veces y solo puedo hablar con sus hijos cuando tiene gusto y gana. ¡Paciencia! La vida no es ni ha sido una felicidad eterna y pago por mis culpas atribuidas, ya narradas.
Acabada la Universidad de Sheffield, se trasladó a Portugal para hacer un Diploma en Sicología Clínica en el Instituto Superior de Sicología Aplicada, el ISPA, que era lo que ella más quería. Estuvo conmigo casi tres años, mi mujer la visitaba y Camila también. Acabado el Diploma, comenzó a ejercer su profesión en el puesto clínico estatal del barrio lisboeta de Miraflores, donde trataba pacientes drogados bajo la orientación de, en esos tiempos, mi amigo Alfredo Frade[186], y su mujer Lurdes Tuve que pagar un precio por los favores hechos a Eugenia, al orientar la tesis de Licenciatura para el ISPA, de su nueva mujer, Lurdes. Alfredo Frade trataba a personas drogadas, que no era lo que Eugenia quería. Por eso, más tarde, cambió para trabajar para el Estado portugués en el denominado barrio de lata Casal Ventoso, en el cuál ella entraba como y cuándo quería. Era una niña joven y sin miedo. Yo quería saber cómo era ese famoso Casal Ventoso, donde la droga era traficada, ese tráfico con la complicidad de la policía, del cuál vivía la población. Fue en ese sitio donde Eugenia encontró su camino dentro de la Sicología, era la que trataba de los niños abandonados por sus padres. Como hace hoy, ya casada y con hijos, en el Hospital de Utrecht, después de haber trabajado en el de Ámsterdam. Eugenia trabaja con hijos de inmigrantes y tiene especial cuidado en habituarlos a vivir dentro de una cultura tan diferente a la suya.
Pero eso fue después. Cuando observé que Eugenia se comportaba como los Portugueses, le pedí que se fuera para el sitio que quisiera y buscara lo que fuera más conveniente. Así fue que la fleté desde Portugal y paró en Holanda. Hasta el día de hoy.
Un día, en Ámsterdam, en la casa que compartía con su colega de universidad, el economista Stephan van Rhee, leíamos los periódicos en inglés en busca de trabajo para ella. Aparecía un aviso del Hospital de Ámsterdam de que necesitaban una sicóloga, de preferencia sin mucha experiencia, para ser formada en el Hospital, en cuánto atendía a sus pacientes. Eugenia decía, voy o no. De inmediato su colega y yo saltamos y dijimos: no vale la pena esperar, es mejor ir, si resulta, tienes trabajo, si no resulta, continuas a trabajar en tu proyecto estatal contra la droga[187], que era un proyecto que le ocupaba apenas parte de su tiempo, ganaba poco, podía estudiar e ir a sus clases, todas dictadas en Neerlandés, o Holandés, como es llamado comúnmente. Eugenia estaba poco animada y dijo: yo voy, si el papá me acompaña. Dije que sí, fui con ella ese mismo día, pero su naturaleza autónoma la llevó a decirme que era mejor ir sola y que yo la esperara en la estación de trenes. Como padre muy interesado en el crecimiento de sus hijas, de inmediato dije que sí, si así ella lo quería y no di ninguna instrucción, porque ya era una mujer adulta. En mi entender, ella sabía lo que hacía y si no quería que el papá estuviera en todos los sitios, como es evidente me quedé en la estación. Dijo que en media hora estaba de vuelta, me sonreí y respondí que seguro que iba a ser más tiempo. Como es habitual en mí, pedí en inglés - el Neerlandés lo vendría a balbucear más tarde, cuando Eugenia casó y ella y su marido Cristan van Emden[188], nos dieran dos hermosos nietos Tomas Mauro, hoy con siete años, y Maira Rose, con cinco en este minuto. Ese día, como yo estaba cierto, esa premonición que tenemos los padres de hijos en crecimiento, pasaron casi dos horas y Eugenia no volvía. Bebí otro carioca de limón, con la receta de su confección explicada por mí, en inglés, hasta que a las cinco de la tarde, desde la dos y media que yo esperaba, Eugenia apareció toda contenta y muerta de la risa. Reía tanto, que no podía hablar contar como había sido la entrevista. La entrevista había sido seria, pero muy amable, casi una chacota[189]... Esa palabra castellana, muy usada en Chile que Utrecht[190], solo se hablaba de familia, para, como dice ella, no ensuciar la casa con problemas de trabajo. Además, yo pagaba su matrícula en las Universidades, pero ella pagaba sus estudios con su trabajo en el Hospital, más una mujer de agallas, como ya he definido antes, dentro de la familia. Eugenia no sabe lo que me hace falta, lo que la necesito, el placer que me da hablar con ellos. En mi caso, me he encontrado una excelente madre, con la cuál solo puede hablar cuándo no interrumpo su vida familiar, lo que me parece muy razonable. Gloria hace lo mismo, solo habla con Eugenia cuándo ella la llama por teléfono. Esa excelente madre, solo me permite hablar durante el fin de semana, con ella o nuestros nietos. Es el problema de las culturas diferentes: yo soy latino, un padre que gusta cobijar, como las gallinas, a sus hijos y nietos bajo sus alas, porque necesita de sus hijos y nietos. Ella, antes muy británica y hoy, muy holandesa, solo permite hablar durante el fin de semana, y con ella, nuestros nietos tienen la orden de no atender el teléfono.
La vida no está hecha de quejas, también de alegría y saber. Especialmente cuando se tiene una familia tan delicada y dedicada, como nuestra pequeña familia. Este orgullo de hija, estudió lo que quería en dos Universidades de Holanda, que he aprendido a llamar Nederlands[191] .
Una de las Universidades en las que estudió Sicología Clínica, fue la denominada Vrije Universiteit[192], que en Castellano sería la Universidad Libre o Liberta de ataduras que orienten su currículo, como comenta en la nota al pié de página que existe en Ámsterdam y Bruselas. Los estudios de Sicología están basados en las descubiertas de Burrhus Frederick Skinner[193], el creador de la teoría analítica del conductismo, que experimentó primero con palomas, antes de aplicar su teoría en seres humanos. La idea de Skinner es que la conducta humana está condicionada por la cultura, la educación, el medio ambiente, la lengua que se habla y otros factores, enseñados en la Universidad Libre, y que están citados en la nota al pié de página. En síntesis, la teoría de Skinner, que he aplicado varias veces en mi vida de Etnopsicólogo, define el comportamiento humano como resultado de un condicionamiento conductual, lo que probó durmiendo en una tina de baño dos horas, acostándose siempre a las 10 de la noche, durmiendo tres horas, trabajaba otra vez a las tres de la mañana y adormecía a las cinco de la madrugada, a las diez de la mañana otra vez, y así durante el día todo. Su triunfo era que el ser humano podía controlar su mente, condicionándola. Así vivió hasta los 86 años, con una mente lúcida y activa, abatida por la enfermedad terminal de leucemia. Skinner no tuvo muchos seguidores porque no trataba de las emociones, pieza fundamental de las teorías de Freud y Lacan, para el psicoanalices.
Fue este tipo de teoría que nuestra Eugenia estudió, durante su crecimiento y que aplica a todo ser humano, incluyendo su familia en casa y los lazos externos, como sus padres, y tíos. Es por eso que el día en que me llamó fuera del horario estipulado para anunciarme el problema de Camila y su bebé en útero, dijo: Dad siéntate primero (Dad, sit down, please) lo que yo no hice, porque de inmediato tuve una premonición, resultado de mi propio condicionamiento: Camila embarazada, Eugenia a llamar en un día de semana, dije de inmediato: It"s about Camila, ¿isn"t it?. Intrigada, preguntó cómo es que yo sabía. Le dije que saber, nada sabía, pero que ser papá da una premonición. Ella relató el caso brevemente, llamé de inmediato a Gloria que estaba en Chile para que no fuera a llegar sin estar advertida. Pero, ella ya sabía, como me contó mi cuñada María Eugenia. Camila había llamado a la mamá esa mañana para advertir que no todo estaba bien con su embarazo. Gloria no sabía los detalles, por lo que, al día siguiente, calculé las horas, la llamé y le conté la historia, que ya sabía porque Camila y Felix estaban con ella. Los comportamientos condicionados tienen límites, que se llaman devoción, amor, cariño, dedicación, amistad, pasión, todos los afectos que Skinner tuvo casi de gratuidad[194] Esa forma de vida que, entiendo, todos pueden tener, si son disciplinados en su trabajo y tratan su cuerpo como es mejor, tengan o no sus propios medios para vivir una vida sana y organizada.
Así entiendo a nuestras hijas, especialmente a Eugenia, quién, en mi observación, tiene solo tres amores en su vida: su marido, que no es conductista pero es holandés, es decir, disciplinado por el hábitat luterano y calvinista en que vive, y sus dos hijos, que han aprendido otra forma de vida con sus padres. No piensan en sus padres, nosotros, los abuelos, que somos de una generación diferente y de una cultura latina, el reverso de la medalla de los europeos del Norte. Tuvieron la suerte de tener padres disciplinados, nosotros, los abuelos, que sabemos tratar de nosotros como adultos mayores que somos. También el conductismo ha servido a nuestra hija Camila y a su compañero Felix Ilsley para aliviar el dolor que les ha causado, en su crecimiento, la entrada en la eternidad de su primer hijo. Suerte de ellos también, porque los abuelos disciplinados no han querido interferir en las vidas de ellos. Debo confesar, sin embargo, que siempre estuve al lado de ellos y a saber sus noticias, por mis amigos de toda la vida, Leonardo Castillo y Patricia Burns. Con Gloria no podía contar porque decía no saber nada, especialmente el día de la operación de nuestra hija. Allí las teorías de Skinner fallan. Patricia decía que no iba a llamar a Camila y no llamó, aun cuando estaba muerta de deseos de apoyar, pero ella misma reconoció que el mejor apoyo, en este nuevo crecimiento de Camila, era dejarla sola con el padre de su hijo y con Gloria, que de forma recatada y silenciosa, iba a casa de ellos, cansada como estaba por no haber entrado aún en el huso horario de Europa, después de seis meses en Chile en el huso horario chileno. Otro aspecto dónde falla la teoría, es en la relación de marido y mujer de Eugenia y Cristan, Eugenia decide, pero siempre pregunta antes a su hombre, quién está siempre de acuerdo con ella. La vida de ellos es de harmonía y paz. Es por eso que no soy muy bien recibido en casa de ellos, porque deshago la disciplina conductista de Tomas y Maira, nuestros nietos. Es casi como ver la relación entre el hijo de una enamorada del carácter Jerry Maguire[195] y el hijo de su enamorada. Enamorada que criaba a su hijo por los dictados de Skinner, teoría muy popular en los Estados Unidos. Alivia el peso de la carga de trabajo al levantarse a las seis de la mañana, trabajar hasta las tres de la tarde y dedicar su tiempo a su familia después, o a actividades culturales y deportivas.
(Continua)
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